Puede que la COVID-19 esté presente en todos los titulares, pero es solo uno de los factores clave que redefinirán la actividad empresarial de la presente década. La pandemia mundial tendrá un impacto duradero y de largo alcance en el ámbito de los negocios, pero otros cambios en el entorno macroempresarial, como la desconfianza sistemática, el deterioro de las relaciones internacionales y el cambio climático no han desaparecido.

Los ejecutivos tendrán que lidiar con muchos otros desafíos durante la década del 2020. Sin embargo, de esa vorágine surgirán nuevas oportunidades de negocio.

“La pandemia de la COVID-19 llegó en un momento en el que las economías ya estaban al límite”, afirma Mark Raskino, distinguido vicepresidente y analista de Gartner. “Un auge de una década, generado en gran medida por las finanzas baratas y la bajada del precio de la energía, produjo tensiones estructurales como un alto grado de apalancamiento de la deuda, el desmoronamiento de las alianzas internacionales y los precios especulativos de los activos. Todo esto ya se tendría que haber considerado”.

N.º 1: Pandemia global

El impacto de la COVID-19 dependerá en gran medida de cuánto dure la pandemia. Un marco de tiempo más corto significa que las personas volverán más rápidamente a las formas de operar anteriores a la pandemia. Por ejemplo, después de los atentados del 11 de septiembre, las personas tardaron tres años en volver a adoptar un comportamiento normal a la hora de viajar en avión. Si la pandemia persiste, es más probable que tenga efectos sociales duraderos. Por ejemplo, la Gran Depresión influyó en los hábitos alimenticios durante décadas.

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Reflexiona sobre cómo la pandemia afectará a los comportamientos sociales, como las normas de higiene y espacio personal, las reuniones sociales y las interacciones familiares, la tasa de ahorro y los hábitos de compra de los consumidores.

N.º 2: Desplome del mercado y recesión

Aunque la COVID-19 sirvió de catalizador visible para el desplome de los mercados en 2020 y su posterior recuperación, la realidad es que los mercados ya eran frágiles y precarios. De hecho, Gartner descubrió que en 2018 y 2019, la mitad de CEOs preveían y se preparaban para una recesión económica, lo que hace que esta recesión sea única respecto a las de 2002-2003 y 2009. Sin embargo, nadie tenía previstos los profundos daños causados por la COVID-19, con una crisis seguida de una volatilidad persistente.

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N.º 3: Desconfianza sistemática

Incluso antes de la COVID-19, la confianza global de los consumidores y los ciudadanos se encontraba en niveles mínimos históricos. Ahora, con las fronteras cerradas, las disputas por las vacunas y las discusiones sobre las mascarillas y las normas de comportamiento, añadida a la desconfianza hacia los demás (incluso hacia los socios comerciales antes cercanos) amenazan con ampliar la brecha. Sin embargo, es posible que a largo plazo la lucha contra el virus como un enemigo (y objetivo) común haga que se genere más empatía y cooperación.

Mientras tanto, los ejecutivos deben considerar si los consumidores seguirán siendo fieles a las marcas de toda la vida o se pasarán a las que tienen suministros de productos limitados. Los CEOs tuvieron que tomar decisiones difíciles en respuesta a la COVID-19.

Evalúa si esas acciones cambiaron irreversiblemente las actitudes hacia la marca. Establecer una conexión más personal, como a través de un correo abierto, honesto y que denote empatía con los clientes puede ayudar a superar esa sensación de desconfianza.

N.º 4: Baja productividad

El lento crecimiento de la productividad y la falta de atención a la eficiencia y la productividad han estado reñidos con el crecimiento económico de la última década. La COVID-19 redujo aún más la productividad al complicar las operaciones comerciales. El precio de operar en un mundo con distanciamiento social está aumentando los costes, lo que requiere una importante reingeniería para volver a la productividad previa a la COVID.

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N.º 5: Inquietudes medioambientales

A principios de 2020, el cambio climático pasó a ocupar un lugar destacado en el marco de los planes y la estrategia empresarial a largo plazo. Aunque quedara relegado a un segundo plano eclipsado por la COVID-19, la mitad de los CEOs todavía considera que el cambio climático es un factor que afecta a su sector.

No te dejes engañar por los pequeños triunfos medioambientales temporales provocados por los confinamientos y la reducción de los desplazamientos, aunque puede fijarte en esos resultados para inspirarse en cómo ajustar el trabajo de forma permanente. Ten en cuenta que los principales proyectos de infraestructura diseñados para reducir el cambio climático podrían retrasarse en algunas zonas geográficas por una redirección de la financiación hacia paquetes de estímulo, lo que obligaría a inventar estrategias alternativas de reducción de la huella de carbono. 

N.º 6: Escasez de talento

A pesar del aumento global de las tasas de desempleo, la escasez de talento clave seguirá afectando a los ejecutivos. Aunque la COVID-19 aumentara el desempleo y el subempleo, no ha creado nuevas reservas de talento bajo demanda. Incluso las pequeñas carencias de talento crítico pondrán en peligro o destruirán posiciones en el mercado. 

Reconsidera qué tipos de habilidades se necesitarán en el mundo posterior a la pandemia y comienza o incrementa los programas de readaptación profesional durante los tiempos de inactividad. Introduce el aprendizaje ágil como una filosofía de gestión central y considera formas de ampliar la reserva de talentos disponibles reconsiderando las opciones de teletrabajo o economía del trabajo eventual (o “gig economy”). 

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N.º 7: Avance tecnológico

El avance tecnológico, por supuesto, tendrá un efecto importante en la próxima década. La inteligencia artificial (IA), el blockchain, la informática cuántica y la llegada masiva de máquinas que realizarán transacciones en nombre de los clientes cambiarán la forma de operar de las empresas y las sociedades. Se producirán disrupciones más frecuentes en el mercado y la aparición de lo que vendrá después de lo digital: el negocio autónomo. Esto modificará el panorama de la década.

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A fin de reflejar los últimos acontecimientos y descubrimientos, este artículo es una actualización del original, publicado el 27 de julio de 2020.